Necesitaba hablar de vos...
para desprenderme
para olvidar
para olvidarte un poco
para sentirte ajeno un poco
para volverte a recordar
para abrazar tu voz aunque no quiera reproducirla en mi cabeza
para sentirte al lado mío de nuevo.
No se si todas estas son opciones
que tomo por separado
o que van todas juntas.
¿Acaso interesa?
Cuando sentís un vacío tan grande por extrañar a alguien ¿Interesan las causas? ¿Importa tener algún justificativo en tu mente que avale que extrañarlo es algo "sano" y que de paso también avale esas formas tan "particulares" que tenés de extrañar? ¿Es necesario andar comentándole a tus amigos, a tu madre, a un pelotudo que te abre conversación en un chat las cosas que hacés producto de tu tristeza?
A veces creo que no debería hacerme tantas preguntas ni hacerme tanto la cabeza por cosas que me pasan, cosas que en definitiva le pasan a todos. Racionalizar es algo tan natural en mi que tuve la necesidad de empezar a escribir esos mounstruos que se disfrazan de ideas en un cuaderno rojo: mi cuaderno.
Si no bajaba al papel estas palabras en algún momento se iban a consumir como cenizas en mi cabeza. Las cenizas, sin duda alguna, iban a causar algún daño a lo que me queda de mi cuerpo, mi querida ancla con el mundo.
Dejar de necesitar a alguien.
Ese es el objetivo que me llevó a escribir esta historia. Prefiero contar las cosas que me pasan (en un principio) en tercera persona, para sentirme un poco espectador de lo que me está pasando y disfrutar un poco mintiéndome, haciendome la idea de que me están contando una historia ajena y no la mía.
La mentira es algo muy particular: es (hasta ahora) la única cosa que conozco en el mundo que puede ser tan bella como tan dañina a la vez.
Lucas.
lunes, 20 de junio de 2011
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